
Últimamente las películas en tres dimensiones están teniendo un gran auge en los cines de todo el mundo. Esto se ha visto incrementado con el estreno de la película Avatar de James Cameron. Pero su aumento puede ser mucho mayor si se acaba aplicando al campo de la televisión y los videojuegos.
Por ello, las diferentes empresas dedicadas al mundo del cine, entre ellas RealD, Dolby Laboratories, XpanD y MasterImage, tratan de imponer su tecnología en gafas de 3D, ya que saben que quien controle este campo controlará el mercado cinematográfico del futuro. Por ello, la tecnología desarrollada para las gafas depende del sistema de proyector que se use en la sala; de esta forma se aseguran de que el resto de competidores no utilizará sus gafas en salas instaladas por la empresa. A la vez, se aseguran la implantación de una serie de aparatos de proyección propios, lo cual supone un gran desembolso inicial pero unas grandes cantidades de dinero para aquella empresa que consiga imponer su sistema.
Otro problema que presenta la comercialización en cines de las gafas de 3D es que como estas no pueden ser desechables para que la calidad sea mejor, es necesario desarrollar una forma de garantizar la higiene a la hora de usarlo. Además hay que incorporarle un sistema anti robo para evitar que las personas salgan del cine con las gafas.
Estas batallas tecnológicas han tenido lugar en la industria audiovisual muy a menudo, desde el invento de la imprenta (que no es más que la imposición de Gutemberg de la tecnología que él mismo desarrolló), hasta el invento de la televisión, pasando por la fotografía, la radio, el cine, etcétera. Por ello, es posible prever que seguramente se acabe imponiendo la tecnología más sencilla y más barata, como ha ocurrido hasta ahora en la mayoría de los casos, aunque esto es sólo una característica más de todas las que debe cumplir. Por ello, las empresas tratan de buscar una solución y crear una tecnología que reúna las características de solucionar los problemas previstos anteriormente, de la forma más barata y sencilla posible y manteniendo una alta calidad de la imagen. Unis todo es lo que dificulta la imposición de una de las tecnologías ya inventadas, pues ya existían anteriormente (aproximadamente desde los años cincuenta) las gafas desechables, que reunían casi todas las características necesarias, a excepción de la alta calidad de la imagen.
La imposición de una de las muchas tecnologías desarrolladas beneficiará claramente a la empresa dueña del invento que podrá obtener grandes cantidades de dinero por su sistema de proyección y de recepción. En la otra cara se encuentra el resto de las empresas que sufrirán grandísimas pérdidas y tendrán que retirarse del mercado o incluso desaparecer. A la vez, esto afectará a las salas de cine pues aquellas que no hayan optado por la tecnología que se acabe imponiendo tendrán que volver a instalar todo el sistema y, por tanto, invertir grandes sumas de dinero, mientras que las que hayan instalado la tecnología que se acabe imponiendo podrán disfrutar de una clara ventaja competitiva. Por el momento, esta batalla está bastante igualada si observamos el número de salas que utiliza cada uno de los sistemas; así podemos observar que el sistema de RealD está instalado en aproximadamente 5000 salas, el de XpanD en unas 2000 y el de Dolby en unas 2200. Pese a que estos datos pueden darnos una cierta idea sobre como se desarrolla la batalla, no nos permiten saber afirmar que se acabe imponiendo el sistema de RealD, por ello será necesario esperar un tiempo para ver si nuestras expectativas se cumplen o no.