
http://www.elpais.com/articulo/cultura/Agora/comienza/carrera/internacional/elpepuculcin/20091014elpepucul_2/Tes
Pese al exitoso estreno de “Ágora” los beneficios de la película no están asegurados, pues para que esto ocurra es necesario que se estrene en EEUU, y de momento no cuenta con ningún distribuidor oficial. El productor Fernando Bovaira tiene muy claro que pese a la buena recaudación del fin de semana del estreno (5.377.000 euros) no obtendrá, más de los 50 millones que costó su producción.
Además, tampoco pueden contar con que la taquilla Europea, pese a que ya tiene distribuidores oficiales, vaya a conseguir obtener ganancias, debido a que la película no se basa en ningún best-seller ni en ninguna historia conocida anteriormente.
Otro inconveniente que se le presenta a “Ágora” es su larga duración que impide que las salas la proyecten con la misma frecuencia que las demás, y eso que desde su exhibición en Cannes hasta su estreno en España la película sufrió un recorte de 20 minutos en su duración.
Pese a todo ello, los productores son optimistas, pues Amenabar ya consiguió un gran éxito en el mercado EEUU con su película “Los Otros”, que se encuentra tercera en la lista de películas españolas más caras (con 20 millones de euros de producción).
Un factor muy importante a tener en cuenta también es que, como en el resto de las películas, el dinero íntegro de la entrada no va a parar en los productores, sino que a estos sólo les corresponde un porcentaje de esa venta. Este porcentaje varía de una película a otra en función de los acuerdos establecidos en la producción. En el caso de “Ágora” los productores obtendrán el 35% de cada entrada. ¿Pero a dónde va a parar el 65% restante? Pues tendrá que ser repartido entre el resto de las instituciones que forman parte de la cadena de valores de la creación de la película. Esta está formada por la creación (donde se encuentra la producción), el empaquetado y servicios, y la distribución. Estos dos últimos grupos son los que obtienen el mayor porcentaje de estos beneficios, mientras que la creación obtiene un porcentaje muy bajo. Esto hace que los directores, guionistas, etc. que se encargan de idear la película tengan pocos incentivos para hacerlo, y además no se podrá contar con personas muy profesionales, lo que hará que la calidad de la película disminuya.
Para que todos los grupos se sientan incentivados por igual a hacer una buena película, es necesario plantearnos una nueva distribución de esos porcentajes. Sin embargo, esta nueva distribución no debería afectar mucho a los precios de la entrada ya que si esto ocurre los beneficios podrían caer en picado y sería imposible obtener ganancias de las películas, lo cual, lógicamente dejaría sin incentivos a los productores que no estarían dispuestos a invertir grandes cantidades de dinero, si no van a obtener ningún beneficio a cambio.
Además, tampoco pueden contar con que la taquilla Europea, pese a que ya tiene distribuidores oficiales, vaya a conseguir obtener ganancias, debido a que la película no se basa en ningún best-seller ni en ninguna historia conocida anteriormente.
Otro inconveniente que se le presenta a “Ágora” es su larga duración que impide que las salas la proyecten con la misma frecuencia que las demás, y eso que desde su exhibición en Cannes hasta su estreno en España la película sufrió un recorte de 20 minutos en su duración.
Pese a todo ello, los productores son optimistas, pues Amenabar ya consiguió un gran éxito en el mercado EEUU con su película “Los Otros”, que se encuentra tercera en la lista de películas españolas más caras (con 20 millones de euros de producción).
Un factor muy importante a tener en cuenta también es que, como en el resto de las películas, el dinero íntegro de la entrada no va a parar en los productores, sino que a estos sólo les corresponde un porcentaje de esa venta. Este porcentaje varía de una película a otra en función de los acuerdos establecidos en la producción. En el caso de “Ágora” los productores obtendrán el 35% de cada entrada. ¿Pero a dónde va a parar el 65% restante? Pues tendrá que ser repartido entre el resto de las instituciones que forman parte de la cadena de valores de la creación de la película. Esta está formada por la creación (donde se encuentra la producción), el empaquetado y servicios, y la distribución. Estos dos últimos grupos son los que obtienen el mayor porcentaje de estos beneficios, mientras que la creación obtiene un porcentaje muy bajo. Esto hace que los directores, guionistas, etc. que se encargan de idear la película tengan pocos incentivos para hacerlo, y además no se podrá contar con personas muy profesionales, lo que hará que la calidad de la película disminuya.
Para que todos los grupos se sientan incentivados por igual a hacer una buena película, es necesario plantearnos una nueva distribución de esos porcentajes. Sin embargo, esta nueva distribución no debería afectar mucho a los precios de la entrada ya que si esto ocurre los beneficios podrían caer en picado y sería imposible obtener ganancias de las películas, lo cual, lógicamente dejaría sin incentivos a los productores que no estarían dispuestos a invertir grandes cantidades de dinero, si no van a obtener ningún beneficio a cambio.
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